Artículo publicado originalmente en el Laboratorio de Periodismo de la Fundación Luca de Tena
Venimos observando desde hace tiempo, y las encuestas y estudios no dejan de confirmarlo, que la lucha por la audiencia en los medios de comunicación está teniendo como víctima, como una de las víctimas principales, la pluralidad, un estándar periodístico que antaño diferenciaba a un medio de calidad de otro.
Es cierto que esta pérdida no se debe solo a la lucha por la audiencia en un contexto de crisis sistémica. Existen unos pocos medios que no practican la pluralidad porque su misión no es servir al periodismo, sino servirse del periodismo. La alineación sin fisuras con los intereses económicos o políticos que los sustentan, o con intereses personales, es incompatible con presentar voces diversas que hagan pensar a su lector.
Desde un punto de vista tanto social como periodístico, sus acciones no pueden ser valoradas como un aporte significativo al debate público ni al ejercicio responsable de la profesión. Deben ser juzgados desde otras ópticas.